Rafael Arozarena

De Fetasian sky

CONTEMPLACIÓN DE LA CIUDAD DE LOS OBISPOS

Tiene que ser así para contemplarte

que el sol funda los punteros del reloj de los agustinos

y se marque el tiempo con la inversión de los cipreses

y el viento pierda su turbillón en el halda de las monjas

antes, poco antes que la coruja encienda sus ojos en la

torre mayor.

Ha de ser por noviembre en el respiro de los difuntos

para contemplarte

cuando invertimos la solapa del recuerdo

y nos dueles bien

ciudad novia y maestra de la mejor infancia retenida

en los espejos de los charcos

tu malvasía de obispo y fresa la tinta violenta del cielo

imprimiendo en el corazón de la isla

cristal de camelias litúrgicas y canas de latín en la oscura

bóveda del silencio

a cada instante una sílaba de Dios en las campanas que

gotean

religiosas en las manos dócilmente invertidas de los

tejados humildes y las cúpulas catedralicias

en las esquineras del libro de las aceras lloradas por la

lluvia y el aire surcado por las góndolas de los mirlos

palpitas en la luz de los nísperos como en los cirios

misteriosos del aro de tus nupcias

tanto bronce en el agua y los panes

donde allá dentro en las cortinas de brillantes del oxígeno

la púrpura central del fuego más dulce vemos

una llama toda tú ciudad incorrupta

yacente entre las divinas pestañas

en el cañaveral antiguo de espadas y escudos

óxido ahora del agua disecada

mármol persistente de una lágrima de Cristo que fue

laguna.

Ha de ser así para contemplarte siempre

mientras no soñamos y arrodillados

habites nuestra vigilia.

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