Rafael Arozarena

De Aprisa cantan los gallos

X

No sabemos por qué nos plantaron en el huerto.

Alguien puso nuestros pies en la tierra

y una capa nos echaron sobre los hombros.

Así fuimos en la noche para espanto de los búhos

inmóviles, inmovibles

hombres de paja.

Nos hacía mucha gracia después de todo

que nuestros brazos en cruz fuesen señalados

y pensaran algunos

en la inútil pantomima del vuelo.

Algunos dijeron: os perdonamos

creyendo

que pedíamos clemencia. Otros

nos amaron tontamente

y pregonaban

el valor del sacrificio.

 

La noche era fría y se hizo necesaria nuestra quema.

Y nos hizo mucha gracia cuando nos prendieron fuego.

Ardimos toda la noche.

Ardimos como seres vivientes.

Alumbramos el contorno del huerto,

dimos calor

y los gallos

creyendo el alba

cantaron toda la noche.

Y tenía gracia para nosotros

inmóviles, inmovibles hombre de paja,

que cantaran los gallos.

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