Rafael Arozarena

De El ómnibus pintado con cerezas

QUINTO VISLUMBRE

En marcha está la hierba hacia su propia altura

y el mundo se invade con olores de harina

los asnos apresuran el paso

el río quiebra su escarcha y es inevitable

que se afilen las hoces.

Pero, señores,

y va de sueño, que existen tres ancianas

cubiertas con vistosas estameñas

y en los cristales del ómnibus

apoyan sus rostros viejísimos y bondadosos como el aire.

 

El circo celestial está de enhorabuena

con la viva expectación de sus ojos inocentes.

 

Así de entre las nubes salen peces

verdes caballos con guirnaldas de flores

y santos que señalan el sitio de cada estrella.

Forzudos, domadores, trapecistas, payasos, jinetes y prestímanos

reciben el aplauso y caen desasidos sobre la red de la hierba

y el firme regazo de las ancianas.

 

Pero el número del pan ha sido suspendido.

 

El mundo se invade con olores de harina

los asnos apresuran el paso

y es inevitable que se afilen las hoces.

 

El ómnibus acelera la marcha

y una estela sin importancia de cadáveres

denuncia su paso hacia el futuro.

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