QUINTO VISLUMBRE
En marcha está la hierba hacia su propia altura
y el mundo se invade con olores de harina
los asnos apresuran el paso
el río quiebra su escarcha y es inevitable
que se afilen las hoces.
Pero, señores,
y va de sueño, que existen tres ancianas
cubiertas con vistosas estameñas
y en los cristales del ómnibus
apoyan sus rostros viejísimos y bondadosos como el aire.
El circo celestial está de enhorabuena
con la viva expectación de sus ojos inocentes.
Así de entre las nubes salen peces
verdes caballos con guirnaldas de flores
y santos que señalan el sitio de cada estrella.
Forzudos, domadores, trapecistas, payasos, jinetes y prestímanos
reciben el aplauso y caen desasidos sobre la red de la hierba
y el firme regazo de las ancianas.
Pero el número del pan ha sido suspendido.
El mundo se invade con olores de harina
los asnos apresuran el paso
y es inevitable que se afilen las hoces.
El ómnibus acelera la marcha
y una estela sin importancia de cadáveres
denuncia su paso hacia el futuro.