Bartolomé Cairasco de Figueroa

DE ESDRUJÚLEA DE VARIOS ELOGIOS Y CANCIONES EN LA ALABANZA DE VARIOS SUJETOS

AL LECTOR (Preliminar)
Este género de versos, que en Italia llaman sdrucciolos y en España esdrújulos, usan los italianos en sus boscarecias o bucólicas, y los latinos en los himnos que canta la Iglesia: unos son medios, como prudencia y vigilancia, y otros enteros, como propósito y plática. Unas canciones se hacen de solos los medios, y otras de solos los enteros, y muchos de unos y otros. Todas ellas tienen su gravedad y énfasis, cuyo cuidado merece mucha estimación. No he visto esta composición de versos en la lengua castellana con consonancias hasta que salieron a luz algunas canciones mías, que el deseo de honrar mi lengua me puso atrevimiento de admitir en ésta el nombre de autor de ellos, y fue justo que, igualándose ya la lengua castellana con las mejores del mundo, no le falta lo que a otras sobra. Verdad es que, por no ser tan abundante destos vocablos como la toscana y la latina, se compone esta rima tan dificultosamente; de ella he visto agradarse muchos entendimientos graves por la gravedad y majestad de sus números, y que los que no lo son no se agraden no importe, que más es captivar el entendimiento que la voluntad. La mía y mi deseo es agradar a todos, y así, discreto lector, merezco bien el agradecimiento y cortesía que conmigo usares. Vale.
 

«En la muerte de don Cristóbal Vela, Arzobispo de Burgos que fue Obispo de Canaria»

Llorad, mas no lloréis, musas dorámides;

cantad, mas no cantéis, hispanas dríades;

antes llorad el fin de vuestro oráculo,

pues que perdistes cuanto bien teníades;

mas no lloréis, antes alzad pirámides

que lleguen al supremo tabernáculo,

do esté la mitra y báculo

de aquel archipontífice

que fue famoso artífice

en letras y virtudes aromáticas;

aquel que las católicas premáticas

guardó desde su infancia

hasta llegar a la suprema instancia.

Cuadrose el nombre por sus altos méritos

de aquel gigante, que en el hombro altísimo

pudo llevar al niño Dios pulquérrimo.

Cuadrose, pues, con ánimo santísimo;

llevó sobre sus hombros beneméritos

de Burgos el gran templo celebérrimo,

do fue campión acérrimo

contra el furor satánico;

y por el mar hispánico,

la vela desplegando y santa audacia,

con tres fanales, vida, ciencia y gracia,

colmada de victoria,

llegó su nave al puerto de la gloria.

La castidad, piedad y la política,

el celo, la económica y la ética,

la santidad, la física, la lógica,

la discreción, llaneza, la dialética,

condición liberal contra la estítica,

filosofía moral, reina teológica,

la lumbre tropológica

la teórica prática,

cualquiera matemática,

las virtudes heroicas y monásticas,

grandezas positivas y escolásticas

fueron acompañándole

al alto cielo, honrándose y honrándole.

Vos, alba ilustre de este sol clarífico,

que sobre el corazón noble, magnánimo,

tenéis la verde insignia salutífera,

representad la luz, el celo, el ánimo,

y la franqueza de este sol magnífico

como alba suya cándida y aurífera.

Pues cuando a la estellífera

región fue el día último,

piadoso en el penúltimo,

su albacea os nombró y testamentario.

Y dándoos el derecho hereditario,

os dio el tesoro innúmero

de sus altas virtudes do no hay número.

Canción, suspira, pues el gran Cristóforo

dio vela, y nos dejó en el val de lágrimas;

mas no suspires, pues el lauro y álamo

honran su frente en el empíreo tálamo.

 

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