Isaac de Vega

Por Juan José Delgado

Es autor de una considerable obra narrativa que se ha desarrollado por toda la segunda mitad del siglo XX y alcanza los primeros años del XXI. Su mundo de ficción se puebla de personajes problemáticos y excéntricos que salen del mundo común en busca de un conocimiento o de una verdad que, como todo espejismo, resulta inalcanzable.

Nace en Granadilla (isla de Tenerife) en el año 1920. Sus padres eran maestros y marchan pronto a un nuevo destino escolar. La infancia y sus primeros estudios se desenvuelven inicialmente
en Igueste de Anaga, prosigue luego en Santa Cruz y culmina en La Laguna. Ingresa en la Escuela de Magisterio y realiza dos cursos de Ciencias en la Universidad. Es llamado a filas en plena Guerra Civil, en el año 1938, aunque no participa en combate. Se mantiene durante varios años en diferentes centros militares (Gran Canaria, Fuerteventura, Tenerife). Durante los años castrenses no deja de escribir y, en ese ámbito, se sitúan los comienzos de una época formativa y de vocación literaria. Se siente atraído por escritores de la generación del 98, como Pío Baroja, Azorín o el Unamuno que ve en lo intrahistórico la manifestación de lo inconsciente en el marco verificable de lo histórico. Se licencia en el año 1944 y se incorpora como maestro a diversas escuelas del Archipiélago. Cuando regresa a Tenerife se reencuentra con su amigo Julio Tovar, por cuya mediación conoce A Rafael Arozarena, con quien compartió en el año 1988 el Premio Canarias de Literatura. En 1950 aparece su primer cuento, “El Alma de las cosas”. Un lustro después colabora asiduamente, con publicaciones de cuentos, reseñas de libros y artículos críticos, en el suplemento Gaceta Semanal de las Artes, del periódico La Tarde. Fueron años de fructífera relación cultural; se aproxima a personalidades, como Domingo Pérez Minik y Eduardo Westerdahl, provenientes de la desaparecida revista Gaceta de Arte; también se acerca a sus coetáneo Enrique Lite, Antonio Vizcaya o Pedro González quienes habían conformado el grupo Nuestro Arte. En los años setenta formó parte destacada del denominado Boom de la Narrativa Canaria. Se mantuvo firme, constante y exigente en su quehacer literario durante más de medio siglo.

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