En sus relatos, textos de distinta extensión (pero siempre breves), Alexis Ravelo busca el extrañamiento ante lo cotidiano, el entretenimiento, el juego, la incomodidad, la reflexión. En sus ceremonias de interior, sus “textículos”, sus relatos, todos de gran calidad literaria, encontramos sin duda muestras de lirismo poético, ironía, crítica, humor, fantasía, alegoría, realidad y ficción. Con interesantísimos artificios lingüísticos, intertextualidades que buscan la complicidad con el lector, homenajes a otros grandes autores de ensayo, poesía, novela, relato y microrrelato, tenemos en sus escritos breves muchos ejemplos de un verdadero análisis del comportamiento humano, de nuestros pensamientos, deseos y miedos. En “Manuscrito hallado en un elevador” (Ceremonias de interior), por ejemplo, encontramos todo esto en una nota escrita en lo que dura un trayecto de ascensor; en “De advertencias” (Algunos textículos), se nos muestra a raíz de una etiqueta en la ropa o de una cajetilla de tabaco. Sin duda, pequeños textos que, como ya esboza el propio Alexis Ravelo en su blog Ceremonias , son “pequeñas píldoras para leer rápido y pensar despacio”.
Sobre la novela negra, género en el que sin duda destaca, Ravelo tiene las ideas muy claras: como escritor, considera que puede y debe escribir sobre lo que ocurre en la realidad, en el día a día del ciudadano de a pie. Obras como las que aquí estudiamos pertenecen a una saga cuyo personaje principal permite al escritor dar una opinión sobre todo aquello que, de otra manera, no podría expresar tan libremente libremente1, y, sin duda, en las novelas de nuestro autor podemos ver un trasfondo político y social importante. Lo más trascendental, sin embargo, con respecto a esto – y por supuesto base de la novela negra –, es la violencia que se genera a partir de esta política y de esta sociedad capitalista, una violencia que, para Ravelo, se refleja totalmente en el ser humano y sus pasiones.
Independientemente del entretenimiento que pueda causar al lector su obra, esta tiene que provocar cierta incomodidad, pues “los textos importantes son los que te plantean preguntas, no los que intentan darte respuestas” (Jiménez – Brox, s.f.). Ravelo considera que sus libros están escritos desde sus propias dudas, con las preguntas que él mismo se hace acerca de estos temas de los que habla con respecto a la sociedad. Él tampoco tiene las respuestas, pero nos invita a hacernos las mismas preguntas y buscar, por nosotros mismos, un veredicto. Las novelas de Alexis Ravelo hablan de perdedores, pero de los perdedores de los barrios humildes, de todo aquel que vive a los pies de la indiferente mirada del privilegiado que, además, está amparado por la ley. Sin embargo, procura no caer en maniqueísmos y no crear personajes que tiendan solamente a ser vistos como buenos o malos. “Nadie es perfecto – asegura –, todos tenemos algo de lo que arrepentirnos y algo de lo que enorgullecernos. Por eso procuro imprimir a los villanos de mis libros algún rasgo de humanidad. Porque es verdad que hasta el mayor villano quiere a alguien, ha sido querido por alguien” (Jiménez – Brox, s.f.).
Sobre la diferencia entre ‘novela policíaca’, ‘novela novela-enigma’ y ‘novela negra’, Alexis Ravelo tiene su propia opinión:
Más que novela policíaca, yo la llamaría novela enigma. Como decía Borges, en una novela policíaca al principio hay un orden que responde a una lógica. De repente, ese orden se ve alterado por un asesinato. Entonces viene un personaje que, gracias a la lógica, a la inteligencia o a la deducción, consigue resolver el asesinato. Bien por muerte, bien por detención, el que ha cometido el crimen al final es castigado y expulsado de una sociedad a la que ha sumido temporalmente en el caos con sus actos y, de nuevo, todo vuelve a la normalidad. La novela enigma es esencialmente conservadora porque siempre presupone un orden justo en la sociedad. Por ejemplo, si pensamos en Agatha Christie y en sus novelas de habitación cerrada los personajes suelen pertenecer al mundo aristocrático. En cambio, los personajes de la novela negra suelen pertenecer al mismo mundo al que pertenecen sus lectores. Las novelas negras americanas eran leídas por personas a las que les hablaban del mundo que conocían. Estas personas sabían que cuando ocurría un crimen, este no tenía un único culpable, y que no lo podías denunciar porque la propia policía estaba untada y tenía algo que ver con el asunto. La novela negra habla de un mundo sin Dios en el que todo es un caos absoluto. En este punto sale mi vena marxista: la ideología está velando constantemente en la realidad. Cuando se comete un crimen en estas novelas, las estructuras de clase salen a la luz inevitablemente (Benítez Florido, 2012).