Juan Bautista Poggio

Textos escogidos

Loa a Ntra. Sra. de las Nieves en los cinco años que es traída a esta ciudad, que es el de 1685.

Representóse en el Convento de Predicadores en la última procesión.

(Fragmento)

[…] Cuando, viéndote, tus hijos
que a tus piedades te exhortan,
antes que exteriores muestras
los corazones te postran.
Cuando en tu grandeza tanta
el dictamen se remonta,
que el entendimi
ento deja
a la voluntad celosa.
Cuando al corazón oímos
por las voces con que llora,
en sus líquidos estilos
regocijado el idioma,
y los ojos escribieron
en dos líneas lacrimosas
los contentos, hilo a hilo,
y las dichas, gota a gota.
Cuando el dolor de no
ser aún más amante retorna,
de tan dulce sentimiento,
suavidades por congojas.
Cuando constantes firmezas
ofrecieron, animosas,
duraciones de los cielos
y constancias de las rocas.
Como al sol que nace, cuando
a sus balcones se asoma,
que le atienden rever
entes y saludan obsequiosas
la azucena que habla almizcle
y el jazmín que ámbar pregona,
porque su luz vuelva en nieve
lo que tiñeron las sombras.
Así nosotros al veros
tanto candor nos mejora
cuanto va de ser las flores
cándidas o tenebrosas.
Por estas dichas, por estas
venturas, damos agora
y ofrecemos para siempre,
en altares que amor forma,
los afectos por incienso
y las almas por aromas
que ardan, que suban, que vuelen,
en humo, en nubes, en ondas
de amor, de piedad, de celo,
hasta las celestes zonas.
Abejas, os ofrecemos
del corazón las ambrosías,
de la devoción el néctar,
que en dulcísimas alcobas
melificaron piedades
en sus flores amorosas.
Llevad, Señora, con vos
estas ansias siempre cortas
y permitidle al amor
los afectos que pregona,
que en leyes
de bien querer,
a soberanas personas,
aunque sean las divinas,
son licencias generosas
repetir lo que se ama
y olvidar lo que se obra.

 

Persuade cuál será larga vida (soneto)

Cuando juzga la vida tus deseos
que es vida breve, yerran tus engaños;
si mediste la vida por los años
debístela medir por los empleos.

No mida años que viviste feos,
hazlos del tiempo de la vida extraños;
por lo heroico computa los tamaños,
mide tu siglo, Fabio, por trofeos.

Si a candor y piedad te persuades,
si de afición y odio te sacudes,
y si bebes su luz a las verdades,

ni muerte temas ni tu vida dudes;
que las virtudes son eternidades
y es alma de lo eterno las virtudes.

A la muerte del rey Don Carlos de Austria (epitafio)

Yace mustio clavel en pocos mayos;
fue Júpiter hispano y rey augusto,
fue espíritu y carácter de lo justo,
fue sol de mayor luz en los desmayos.

hizo a los odios sutiles ensayos,
fue trueno sin horror, rayo sin susto,
ángel armado fue dulce y robusto,
y yacen numen, nombre, sol y rayos.

Huésped, tano dolor dilo a tus gentes,
y que de tan gran alma los amantes
transformaciones son en tiernas fuentes;

y porque esperan más, dímeles antes
que estos que ves diluvios impacientes
lágrimas son, mas durarán diamantes.

 

A la boca de Filis

Labios de grana por qué calláis tanto
presumidos de rojos, y crueles;
que a respuesta de tácitos claveles
solo atiende el oído del espanto.

Oyen los ojos tu elocuente encanto,
y al nácar solo escuchan los pinceles,
mira el oído las respuestas fieles,
y solo ve las voces de mi llanto.

Afable nácar para mí sañudo;
dividido clavel para mí entero;
encendido rubí para mi mundo.

Haz lenguas de esas llamas en que muero
de tus ojos excluye el rojo nudo,
de tu risa de perlas lo severo.

 

Coloquio amoroso con un crucifijo (octava)

-Señor, ¿cuál e s mi fin?

-Yo soy tu puerto.

-¿Habéis de ser mi luz?

-Seré tu guía.
-¿Serán medios que hagan el acierto,
esperanza y amor?

-Palabra es mía.

¿Y por qué he de vivir?
Porque yo he muerto.

-¿Y de qué he de gozar?
De mi alegría.

-¿Qué prenda me dejáis?

-A mí me empeño,
liberal en el Pan, fino en el Leño.

 

Exceden los héroes alemanes de Viena a los de la Antigüedad. Año 1683. Diálogo con la Fama
(En Sonetos a los héroes ilustres y sucesos insignes de Hungría)

-¡Ah de los héroes de l a edad primera!
Que arde en ansias Amor por venerarlos.

-Aquí está luan Sobic’chi; aquí está Carlos;
mira el Grande Saxonia; el Gran Baviera.

-Fama, responde bien desde la esfera
donde tus héroes sabes sublimarlos.
-Nunca supo mi voz más bien mostrarlos
si preguntas lo grande; no la era.

-¿Los Scipiones olvidas? ¡Cómo es esto!
¿Los Camilos, los Fabios? ¡Cosa extraña!

-Sepultóles tu fama el conde Ernesto.

-¿Una sola defensa así te engaña?

-El mundo estuvo en Viena como resto:
las hazañas de todos son su haza
ña.

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