Una pasión necesaria
Para que la palabra diga lo que no puede decirse con palabras.
Para que la voz nombre, funde, inaugure, recobre, restañe.
Para que no calle en su silencio.
Para reconocer la apariencia verdadera en la trama de los espejos.
Para definirnos, que no explicarnos.
Por ordenar el mundo en la semejanza.
Para disponerlo en una línea
y hacerlo luego entre sílabas a mi manera.
Desde la memoria, el dolor o el deseo.
Sobre las páginas del agua, en el tacto perpetuo de un drago,
Donde la ilesa forja de la lava.
Para por el día no tener pasado y ser milenario con las noches.
Del legado de la estirpe, víctima;
a veces en su esperanza, cómplice.
Nunca entre los publicanos y los verdugos de la historia.
Para defenderme, para desquitarme, para no tener miedo.
Obscenamente puro, humanamente contaminado.
Sin claudicaciones.
Para saberme vivo, aunque alcanzado por el tiempo.
Contra la calma sin imágenes donde crecen las muertes.
Una pasión necesaria.
Sol que reclama desde lo hondo del abismo.
En las islas del verbo, náufrago.